MIS QUERIDOS PACIENTES
Me atrevo a tutearos, como siempre hemos hecho salvo raras excepciones, para despedirme de todos vosotros, tras un largo periodo en el cual me he ausentado de la consulta. ¡Cuánto me habéis enseñado en tan largo periodo de mi ejercicio profesional! Aprendí de esa sabiduría que toda persona llevamos dentro de nosotros mismos; lo aprendimos a la par. ¡He vivido tantas vidas ajenas! Casi siempre aparecía un punto de encuentro entre el tú y el yo que se transformaba en el nosotros.
Siempre me ha interesado la PERSONA, por encima de todo tipo de creencias y, su sufrimiento que tantas veces hemos compartido. Siempre he pensado, al estilo socrático, que el saber de uno mismo está dentro de cada uno y que mi tarea consistía en que la propia persona fuera descubriendo ese saber que almacenaba, a veces sin saberlo, en su interior como una caja de música que nunca se abría.. Siempre procuré no etiquetar a nadie, salvo en las ocasiones en que la burocracia, nunca la Academia, me lo exigía. Todos habéis entendido que si estás deprimido, “es tu depresión” que asienta en tu persona, diferente además de las otras personas que también sufren de depresión. Mi compromiso personal por tanto, ha sido con cada uno de vosotros.
Todo esto me ha supuesto siempre un gran esfuerzo, pero gratificante. Nos hemos guiado juntos por el camino de la vida. Hemos cometido errores; algunos de ellos, me han supuesto un gran sufrimiento; pero a sabiendas de que ello formaba parte de la complejidad del mundo en el que siempre nos habíamos movido, me he perdonado a mí mismo.
Ya sé que el mundo ¡ha cambiado tanto desde mis inicios en la profesión hasta este momento! pero ello no me lleva a abandonar, puesto que aún sigo pensando que cualquier acción que haya que emprender dirigida a las personas, hay que hacerla singular para cada una de ellas. Que los sociólogos se encarguen del resto. Por supuesto que mi compromiso con la persona, me obligaba también a conocer el entorno en que se desenvuelve y en la medida de lo posible, o bien intentar cambiarlo, o convivir con él sin gran coste personal y desequilibrante.
Corren otros tiempos en los que nos refugiamos en las tecnologías, casi todas ellas provenientes de otras ciencias, y olvidamos a quien tenemos delante.
UNA PERSONA NOS DICE MAS DE SI MISMA Y DE SU SUFRIMIENTO QUE TODAS LAS TECNOLOGÍAS JUNTAS. ¡Hablemos con ella, escuchémosla! Y “a posteriori”, hagamos uso de la tecnología que nos aporte otro tipo de información complementaria.
En fin, este momento, para mí no es triste; significa no estar tan absorbido por una profesión a la que adoro y dirigirme de nuevo a experimentar otros mundos, como es el de la Literatura, de la que siempre he dicho, es la que más me ha ilustrado para comprender a los demás.
Siempre me imaginé que en los libros estaba todo el saber del ser humano y la narración del mismo por mentes privilegiadas, me ha explicado mejor lo que es la persona que mi propia disciplina médica (honrosa y admirable profesión).
En definitiva:
Mis disculpas por los errores cometidos y mi agradecimiento por todo lo que me habéis aportado para yo mismo, “seguir también el proceso de transformarme en persona”,
Un fuerte abrazo.
Almería, en el año de pandemia.
Jesús Tello
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